Adictos al petróleo

by Equipo Olokuti

dólares en los próximos 3 años, sólo por concepto de la renta diaria de las 4 plataformas de perforación. Estos recursos son 3.19 veces mayores a los que se destinarán a impulsar la transición energética.

Desde hace décadas casi todo lo hemos obtenido del petróleo: energía para transportar a bienes y personas, materia prima para producir alimentos o productos que usamos en nuestra vida diaria. Peor aún, parte del petróleo que se extrae se pierde en procesos ineficientes, para mantener el propio sistema de transformación energética. El caso más patético es el automóvil porque sólo se aprovecha 10 por ciento la gasolina necesaria para moverlo y el 90 por ciento restante se queda en la cadena de transformación. Un automóvil parado en un embotellamiento, es un dispositivo en donde gastamos un recurso energético acumulado por millones de años, lo transformamos en CO2 y lo regresamos a la atmósfera. Es irracional.

Los recursos petroleros almacenados en el subsuelo seguramente todavía son importantes, pero ahora, extraerlos tiene un costo muy elevado, sobre todo si se trata de la extracción de hidrocarburos desde aguas profundas, donde el riesgo aumenta, así como la incertidumbre sobre la existencia de yacimientos productivos. Los ejemplos más claros y cercanos los tenemos en el Golfo de México, donde durante años Petróleos Mexicanos ha explotado aguas someras, actividad que ha dejado cientos de derrames que afectan a comunidades cercanas, sobre todo pesqueras y que contaminan los ecosistemas.

La experiencia más amarga es la que vivimos desde abril de 2010, cuando ocurrió el derrame por la explosión de la plataforma Deepwater Horizon, de British Petroleum, frente a las costas de Luisiana, en Estados Unidos. De los 4.9 millones de barriles vertidos al mar, sólo cerca de 800 mil fueron recuperados en los intentos de limpieza y contención de la fuga. Esa cifra supera los 3.3 millones de barriles que derramó la plataforma Ixtoc I en las costas de Campeche en 1979, y que hasta este año era considerado el mayor desastre ecológico de la historia.

Ha llegado el momento de cambiar el paradigma de cómo movemos al mundo... Por ello, debemos decir ¡Alto al petróleo!'

Aquí pueden leer más acerca de ésta campaña de Greenpeace.


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