¿Reciclarías antes un vaso si tuviera tu nombre escrito?

8 gen. de 2016by Equipo Olokuti

Cuando vas a una cafetería y el barista escribe tu nombre en la taza, inconscientemente vas a ser menos propenso a tirar ese vaso de plástico que si tu nombre no estuviera escrito.

Este es sólo una de las muchas conductas curiosas que adoptamos hacia el reciclaje sin darnos cuenta. Resulta que los seres humanos tenemos fascinantes prejuicios que nos ayudan a determinar qué reciclamos y que tiramos directamente a la papelera.

Cuando se trata de tazas o vasos personalizables, por ejemplo, somos mucho más propensos a reciclar ya que se da un prejuicio que los científicos llaman de "personalidad".

Esto significa que hay una parte que asociamos en ese vaso con nosotros mismos, y por tanto somos más reticentes a tirarlo y nos inclinamos más a darles una segunda vida.

Remi Trudel, un profesor asistente de una Universidad de Marketing en Boston, dice que se sintió por primera vez intrigado a estudiar este prejuicio de identidad cuando fue a una cafetería y el barista escribió mal su nombre en el vaso. Se dio cuenta que el escribir el nombre se crea una conexión y decidió estudiarla con otros investigadores.

Les dijeron a diferentes voluntarios que tendrían que evaluar diferentes tipos de zumos. Los nombres de los participantes fueron escritos en los vasos de zumo, y en algunos casos, el nombre se escribió mal a propósito.  Los investigadores descubrieron que los voluntarios cuyos nombres se habían escrito bien, solían reciclar más sus vasos que los de las personas con nombres mal escritos. Otros experimentos fueron llevados a cabo, y todos relacionaron la identidad con el reciclado. Ofrecieron más productos que tuvieran más términos de identificación, como banderas nacionales, o logos universitarios y en todos los casos, cuando había algún link conector con la persona a la que se le daba este producto, el índice de reciclado del producto aumentaba.

La conclusión del estudio, es que cuesta mucho tirar a la basura una parte nuestra, así que la gente lo intenta evitar.
reciclar escritorio
  • Por otra parte, el tamaño de lo que reciclamos o lo que decidimos tirar a la basura también parece importar. Los mismos investigadores decidieron echar un vistazo a las papeleras de reciclar y a las normales de 22 oficinas académicas. Encontraron que papeles completos se suelen reciclar más, que los trozos de papel rotos, que por lo general se suelen tirar a la papelera, sin más.
Lo mismo sucedía con latas de aluminio. Enteras, o latas sin tocar se tiran a los contenedores de reciclaje, pero si están rotas, destrozadas o mínimamente abiertas, encontraron más en la papelera general. ¿Cómo puede un pequeño cambio en la forma cambiar tanto el destino de reciclado de un producto?
La conclusión a la que llegaron es que cuando un producto está roto, o modificado, se convierte en algo inservible, y por tanto, lo asocian inexplicablemente a algo sin futuro, así que lo tiramos a la basura.  
Los investigadores dedujeron que hay una parte práctica y aplicable de este conocimiento que extrajeron sobre el reciclado. La Agencia de Protección Medioambiental estima que alrededor del 67% del papel, 55% de latas de aluminio y 34% de vidrio es reciclado.
  • Quizás si la gente estuviera más al corriente de sus prejuicios y maneras de actuar frente a productos, entonces conseguiríamos que más vasos sin nombre, latas deformadas o ralladas, y retazos de papel, pudieran evitar la basura, y en cambio, llegaran a ser recicladas.
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