Comercio Justo: una utopía a nuestro alcance

1 jul 2009by Equipo Olokuti

Miro los productos que me he comprado y me gustan, no sé por qué pero me gustan, ahora que lo pienso con un poco de calma me doy cuenta de que el paquete me da la sensación de que lo que hay dentro es bueno, también lo he oído en la tele y he visto como conocidos lo tenían en su casa. Todo lo interior y lo exterior me parece perfecto… pero lo miro y pienso… ¿tiene este producto que tengo en mi mano con algunos casos que se difunden de explotación en los países del 3er mundo?¿tiene algo que ver con la voluntad de inmigrar de muchas personas?¿tiene algo que ver con el cambio climático?

Después de un tiempo pensando y dándole vueltas, puedes llegar a una conclusión: parte de lo que consumimos se produce en otros países, países en los que no existe la legislación ni el control laboral y medioambiental que poseemos en países “desarrollados”, donde lo único que prima es el coste y, por ende, el precio más bajo posible. Precio al que, ni de lejos se vende en el comercio de al lado de nuestra casa. Ese precio se ha multiplicado por mucho, en parte porque se requiere mucho transporte y en parte porque la marca bajo la que se vende ha creado una áurea de calidad que se paga además de que en ese largo tránsito pasa por muchas manos que le van añadiendo un poquito más de coste.

¿Y si pudiera ser de otra forma?¿Y si la calidad no tuviera que ser necesariamente más cara?¿Y si ese producto que yo adquiero pudiera fomentar unos valores semejantes a los que yo exijo aquí allí donde se hace?¿Y si la gente que lo hace posible en origen pudiera vivir de una manera relativamente digna haciéndolo hoy y mañana? En occidente, desde hace casi 50 años se ha creado una forma de comercio que intenta responder de manera factible a esas (y muchas otras) preguntas. Esta idea se llama “Comercio Justo”.

El Comercio Justo certifica que no existe explotación infantil, que se trata del mismo modo a hombres y mujeres en un marco de condiciones laborales dignas. Además, promueve el respeto del medio ambiente y se fomenta el desarrollo de una actividad sostenible en el tiempo, pagando al productor un precio que es superior a lo que se paga habitualmente y asegurando una actividad continuada en el tiempo (a través de prefinanciación, compras relativamente aseguradas en el tiempo, etc.).

Cada día hay más categorías de productos que se integran dentro del abanico de Comercio Justo: alimentación, ropa, juguetes, muebles, etc. La evolución depende, sobretodo, de la demanda que estos productos tengan.

Por tanto, existe hoy una opción de consumo que ayuda a que el mundo que trasciende a nuestras fronteras sea mejor y, en consecuencia a medio y largo plazo, el nuestro también. Existe una utopía factible; dependiendo única y exclusivamente de nosotros el que se transforme de utopía a realidad.


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