
Basada en el libro de Naomi Klein, LA DOCTRINA DEL SHOCK trata del auge del llamado ‘capitalismo del desastre’. Éste insta a los gobiernos a aprovechar periodos de crisis económicas, guerras, desastres naturales, ataques terroristas y epidemias, para saquear los intereses públicos y llevar a cabo todo tipo de reformas a favor del libre mercado. Medidas tan despiadadas que sólo han podido imponerse mediante el miedo, la fuerza y la represión.
La película rastrea los orígenes de este capitalismo salvaje en las teorías radicales el Premio Nobel de Economía Milton Friedman y su posterior implementación en todo el mundo, desde las dictaduras en Chile o Argentina de los años 70, a la Gran Bretaña de Margaret Thatcher, la Rusia de Yeltsin, o las no tan lejanas invasiones neoconservadoras en Afganistán e Irak.
Naomi Klein afirma que la estrategia de la doctrina del shock, ideada por el economista Milton Friedman y puesta en práctica por sus poderosos seguidores -desde presidentes estadounidenses hasta oligarcas rusos, pasando por dictadores del Tercer Mundo, catedráticos de universidad o directores del Fondo Monetario Internacional-, consiste en “esperar a que se produzca una crisis de primer orden o estado de shock, y luego vender al mejor postor los pedazos de la red estatal a los agentes privados mientras los ciudadanos aún se recuperan del trauma, para rápidamente lograr que las “reformas” sean permanentes”.
Aunque las investigaciones hechas por Naomi hayan sido sobrevaloradas y sus ideas no sean tomadas con el rigor cinetífico que exige una academia que se aproxima a la decadencia - debido a la manipulación económica que evita que la cátedra genere pensadores que encaren al sistema y propongan nuevas alternativas económicas- el cambio es inminente y se viene gestando a nivel mundial. Los jóvenes que en su mayoría viven en situación precaria y con mínimas posibilidades de tener un futuro asegurado, ven en pensadoras como Naomi, alguien más que una periodista de investigación, ven a alguien que utiliza los medios para explicar la verdad, a una sociedad que poco a poco se despierta del shock sufrido a causa de las descargas- esta vez no eléctricas- sino de la manipulación mental, de la que sólo nos podemos recuperar conociendo la otra verdad de los hechos.