Productos ecológicos, ¿sabes por qué deberías darles una oportunidad?

Seguro que lo has escuchado infinidad de veces, y es cierto, los productos ecológicos resultan beneficiosos para la salud y, también, para el medio ambiente. Puede que, en ocasiones, su conservación y vida útil resulte algo inferior que la de los convencionales y que sean un poco más caros puesto que los sistemas de producción son más lentos y las necesidades de mano de obra mayores, pero seguir una dieta ecológica y consumir productos eco, a la larga, merece la pena. ¿Quieres saber por qué? Aquí van 10 razones:  

Saludables. Los alimentos ecológicos cultivados de manera natural nos llegan sin pasar por procesos químicos. Están libres de residuos tóxicos procedentes de pesticidas, fertilizantes sintéticos, antibióticos, aditivos y conservantes, muchos de ellos utilizados en la agricultura convencional para eliminar insectos o plagas y combatir enfermedades, y que a medio o largo plazo pueden dañar nuestro organismo. Como no contienen sustancias artificiales, los alimentos procedentes de la agricultura ecológica son asimilados correctamente por el organismo sin alterar las funciones metabólica.  

Nutritivos. Al cultivar los alimentos en suelos equilibrados por fertilizantes naturales, los productos de agricultura ecológica son más nutritivos, al tener unos niveles más altos de vitaminas –especialmente la C–, minerales esenciales –calcio, magnesio, hierro, cromo…–, y antioxidantes –que ayudan a prevenir determinadas enfermedades como el cáncer–.  

Sabrosos

Sabrosos. Pese a que su presencia no sea tan “perfecta”, su sabor es más intenso y mucho mejor. Los productos ecológicos conservan el verdadero gusto de cada ingrediente y les permite recuperar el sabor tradicional de los alimentos. Se aprecia especialmente en las frutas y verduras que se consumen sin cocinar  

Mayor calidad. Las materias primas, el proceso de elaboración, el envasado y el etiquetado de los productos ecológicos están sujetos a un control e inspección especial para garantizar su máxima fiabilidad y calidad.

Sin manipulación genética. Ofrecen la garantía de ser 100% naturales y estar libres de cualquier modificación genética en su estructura molecular.

Sostenibles. El consumo de alimentos de cultivo ecológico permite respetar el medio ambiente y su conservación, además de evitar la contaminación de la naturaleza. Este tipo de agricultura es la más respetuosa con la fauna, la que genera una contaminación más baja de aerosoles, produce menos dióxido de carbono, previene el efecto invernadero, no genera residuos contaminantes y ayuda al ahorro energético, ya que en el cultivo y la elaboración de los productos se aprovechan el máximo de recursos renovables.  

Respetuosos con los animales

Respetuosos con los animales. Las granjas ecológicas garantizan que los animales crecen en semi libertad y cuentan con unas condiciones de vida adecuadas para potenciar su crecimiento y evitar el estrés. Asimismo, en ellas no se emplean hormonas para que los animales crezcan o produzcan más. Igualmente, la alimentación de estos animales se basa en productos naturales, leche materna y otros alimentos libres de pesticidas o fertilizantes. Además, la carne de los animales tratados en granjas ecológicas presenta un nivel mayor de Omega 3.  

Sin siliconas ni parabenos. Los cosméticos ecológicos, que usan sustancias naturales que tienen grandes ventajas antioxidantes y anti-infamatorias para la piel, no los contienen; y es un alivio, ya que con el tiempo las siliconas y los parabenos tienden a producir irritaciones, reacciones alérgicas y descamaciones en la piel.

Sin sustancias tóxicas

Sin sustancias tóxicas. Los productos tradicionales de limpieza o las pinturas plásticas contienen formaldehídos y metales pesados que al ser inhalados pueden dañar los pulmones; en cambio, su versión ecológica no contiene estas sustancias y en numerosas ocasiones dan mejores resultados.  

Menor consumo de agua

Menor consumo de agua. Entre los beneficios de los productos ecológicos se encuentra el de favorecer el ahorro de agua y evitar la generación de residuos que puedan contaminar ríos o lagos. Si tenemos en cuenta, por ejemplo, que en la fabricación de un vaquero se pueden llegar a gastar hasta 3.000 litros de agua, elegir prendas de vestir ecológicas, contribuye a colaborar con el ahorro de ese preciado y cada vez más escaso bien.    

Foto: Armedangels. Unsplash. Pixabay. Olokuti.


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