Y tú ¿qué haces para combatir el calentamiento global?
¿Sabías que la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha puesto plazo para superar los límites admisibles de temperatura en el planeta y limitar la catástrofe del cambio climático evitando que sus consecuencias sean irreversibles? Sí, y solo tenemos 11 años. Así que nos guste o no, la cuenta atrás ha empezado.
Cambio climático y calentamiento global no son lo mismo. De hecho, el calentamiento global –aumento de la temperatura del planeta provocado por las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero derivadas de la actividad del ser humano– es la causa del cambio climático.
Aclarados los conceptos hay que remarcar que nos estamos quedando sin tiempo para frenar el cambio climático. Puede que medio grado más de temperatura no nos parezca demasiado, pero ese pequeño aumento puede representar un mundo de diferencia, porque si la temperatura sube más de 1,5ºC con respecto a los niveles anteriores a la industrialización la situación empeorará significativamente. El objetivo, por tanto, es firme: no alcanzar los 2ºC; por encima de ese límite las consecuencias serían catastróficas (más sequía, inundaciones y olas de calor extremo lo que aumentaría el riesgo de pobreza para millones de personas).
Ponerle freno es responsabilidad de todos. Gobiernos y empresas deben tomarse más en serio el desafío que representa el cambio climático, deben adoptar medidas concretas y eficaces y hacer algo al respecto cuanto antes porque el tiempo se nos echa encima. Los ciudadanos, por nuestra parte, también podemos poner en marcha a nivel individual pequeñas acciones más sostenibles y modificar algunos hábitos de vida que contribuyan a combatir el calentamiento global de manera local. La suma de muchas de estas pequeñas acciones puede suponer grandes cambios. Aquí van algunas ideas que puedes adoptar:
Reduce emisiones. Cada litro de combustible que consume un coche supone 2,5 km de CO2 emitidos a la atmósfera, según la CE. Así que ya sabes, usa menos el coche privado y pásate a medios de transporte sostenibles: anda, ves en bicicleta o desplázate en transporte público. El coche eléctrico también es una opción al estar libre de emisiones. Los aviones son los principales causantes de gran parte de las emisiones de CO2 a la atmósfera, por lo que si has de hacer trayectos largos y es posible, mejor el tren que el avión. Incluso plantéate cancelar algunos viajes de negocios si puedes hacer uso de las videoconferencias.
Consume energía limpia. Apuesta por las energías renovables. Elige, siempre que sea posible, compañías que generen electricidad de energía hidráulica, eólica o fotovoltaica, por ejemplo.
Ahorra energía. Cuidando un poco el uso de los electrodomésticos y los aparatos electrónicos en casa es posible ahorrar energía y, obviamente, también dinero. Así que no te olvides de desenchufar todos los aparatos eléctricos cuando no estén funcionando. Fíjate en las etiquetas de los electrodomésticos y asegúrate de verificar que hagan un uso eficiente de la energía. Seca la ropa al sol en vez de utilizar la secadora o ajusta el termostato, tanto para el aire acondicionado como para la calefacción.
Presta atención a tu dieta. Intenta reducir el consumo de carne –la ganadería provoca emisiones nocivas para le medio ambiente y contribuye a aumentar la deforestación–, e incrementa el de verduras, hortalizas y frutas. Apuesta por productos de proximidad y de temporada. Saber de dónde viene y cómo ha sido tratado el producto que tomamos es importante, ya que cuanto más lejano es su origen más emisiones supone su transporte. Por su parte, si consumes productos de temporada se evitan otros modos de producción menos sostenibles. Decántate por productos bio, porque en su producción se utilizan menos químicos o pesticidas. Asimismo, evita los alimentos procesados y los embalajes excesivos.
Recuerda siempre las 3 ‘R’. Son la base del consumo responsable puesto que permiten ahorrar materiales y energía. Ya sabes: Reduce, es decir, consume menos y de manera más eficiente. Reutiliza, no tengas reparos en aprovecharte de los mercados de segunda mano, te permitirán dar otra oportunidad a aquello que ya no utilizas para que otra persona pueda sacarle provecho y también conseguir aquello que necesitas y que otra persona ha desechado. Además de lograr reducir el consumo, ahorrarás dinero. Recicla: envases, residuos electrónicos, etc.
Stop a la pérdida de bosques. Evita todo aquello que pueda provocar riesgos de incendio. Apuesta por maderas con certificación o sello que asegure su origen sostenible. Planta un árbol o ayuda a que se planten. En toda su vida, puede absorber hasta una tonelada de CO2.
Imágenes: Unsplash ı Pixabay ı Freepik
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